La iglesia de San Julián de los Prados, fue construida como una iglesia palatina por Alfonso II "El Casto", en los extramuros de la ciudad de Oviedo. El reinado de este monarca se llevo a cabo entre los años 791-842 de nuestra era. Aún no se conoce con exactitud exacta la fecha de la construcción, pero se puede situar cronológicamente entre los años 812-842.
La
ciudad primigenia de Oviedo, Ovetao, estaba constituida dentro
de un recinto amurallado. Alfonso II, mediante el arquitecto real
Tioda, levantó varias edificaciones según nos relatan las crónicas
de la época: Theodar edificator predictae Ecclesiae Sancti
Salvatoris: la iglesia de San Salvador; la iglesia de Santa
María, en la cual destina una capilla para un panteón real, y la
iglesia de San Tirso (Crónica Abeldense, hacia el año 881); la
iglesia de Santa María de Bendones, en las afueras de la urbs
regia; la iglesia de San Pedro de Nora, cerca de la regia
sedes. También construye la iglesia de San Julián de los Prados
("distante del palacio casi un estadio", Crónica Ad
Sebastianum, hacia el año 885) y su palatium, al cual
anexiona la capilla palatina llamada Cámara Santa, edificación
martirial de dos plantas.
La dedicación de la iglesia a San Julián y a Santa Basilisa, martirizados en el siglo IV, en Antioquía, fue la causa de la edificación de la iglesia, ya que el rey Alfonso II, sentía gran devoción por estos dos santos. El rey residió siendo joven, en el monasterio de Samos (Lugo), dedicado a estos y es allí, donde surgiría su devoción. Usando así, como referencia, la castidad del matrimonio que marcaría la virtud del rey.
La dedicación del la iglesia a estos santos, parece que formó parte del argumento desarrollado por el programa arquitectónico de Alfonso II en la sedes regia. Al construir un templo con esta advocación, se producía un deseo de imitar las virtudes de los santos, por los que el monarca sentía una gran devoción, produciéndose al mismo tiempo una alusión a las virtudes que el monarca quería ostentar como definición de sí mismo. Según la Crónica Abeldense, Alfonso II pasó su vida sin su esposa, en la mayor castidad.
NIETO ALCAIDE, V. (1989). Prerrománico asturiano. Salinas: Ayalga Ediciones. Págs:75-81
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