La
decoración pictórica aparece desempeñando una función no sólo
iconográfica y decorativa, sino escenográfica, como una figuración
fingida o simulada,
que en Santullano asume la función de instrumento regulador de la
misma arquitectura, en un efecto en que se mezclan los elementos
reales con los figurados. Es decir, estas adiciones decorativas
subrayan el carácter clásico de los elementos constructivos, como
un auténtico trompe
l'oiel,
como el casetonado de las bóvedas de los ábsides, el friso de
modillones, las estrías fingidas en los pilares y los modallones
representados en las enjutas. También en los ábsides laterales se
representan arquerías ciegas similares a las construidas del ábside
central. Pero uno de los efectos ilusionistas más sorprendentes se
encuentra en el muro norte del crucero, en la que se finge una
ventana con su celosía. Otro aspecto que debe ser destacado es que
la pintura sobre estuco se aplicó tanto en el interior como en el
exterior, figurando sillares sobre el sillarejo y los contrafuertes.
Por tanto, las pinturas en la iglesia del Santullano también
desempeñaron una función importante como elemento ordenador de
las distintas partes del edificio. La pintura transfigura el
perímetro espacial con falsos efectos ópticos y articula
ópticamente lo que no había sido pensado en volumen, a excepción
de la capilla mayor donde arquerías ciegas crean un ambiente
estructurado.
Además,
las representaciones arquitectónicas del Santullano se proyectaron
atendiendo a un sentido compositivo basado en un punto preferente
perspectivo. La perspectiva de las arquitecturas se planteó desde un
punto central coincidente con el eje central de cada paramento. En
cambio, en el paramento de los pies del templo, las representaciones
a ambos lados del eje que marca la puerta presentan cada una de ellas
una perspectiva frontal.
NIETO
ALCAIDE, V. (1989). Arte Prerrománico Asturiano. Salinas: Ayalga
Ediciones. Págs. 91-95
YARZA,
J. (1981). Arte
y arquitectura en España. Madrid:
Ediciones Cátedra, S. A, págs: 49-50.