miércoles, abril 17, 2013

3.2. Santullano entre la tradición hispanovisigoda y la carolingia.

Uno de los rasgos característicos de la morfología de este edificio, así como de la mayoría de las construcciones altomedievales asturianas, es también el marcado clasicismo. El análisis de estos valores clásicos aparece ligado a la supuesta relación con determinados aspectos de la cultura y arte del reino visigodo o, en su vertiente coetánea, a través de la influencia recibida de los valores clásicos transmitidos por el arte carolingio.

Algunos de los aspectos definitorios de la arquitectura de San Julián de los Prados, están determinados de una manera directa con la tradición hispana y en concreto con la arquitectura visigoda de la ciudad de Toledo. Con la intención de la supuesta recuperación del ordo gothorum, la monarquía asturiana evocaría política y artísticamente, la cultura intelectual y material de aquel pasado. Una cultura con unas bases bien ancladas en la Antigüedad, hecho que resume la idea de los estudios de P. De Palo sobre arte de la época visigoda:

«Muy atrevido sería pensar que el reino visigodo es una renovación del viejo mundo romano a escala peninsular. Pero no lo es decir que en la estructura total del nuevo reino, con nuevas ideas y realidades geográficamente más concretas que en el mundo romano, la nueva savia germánica, joven y renovadora, apoyará sus mejores y más trascendentes creaciones en los restos de aquel monumental edificio levantado a lo largo de los siglos por Roma».
En este sentido, parece que si el arte visigodo gozó de una fuerte impronta clásica, dicho legado se traduciría dentro del arte del s. IX, teniendo como vía de conexión ese mismo arte visigodo. Otros autores justifican, al analizar algunas de las características arquitectónicas más destacadas del conjunto, como el transepto continuo, la cabecera tripartita de muro testero recto al exterior y dividido en tres capillas interiores o el pórtico occidental, la continuidad con las fórmulas del pasado antiguo tamizado bajo la óptica visigoda. Poniendo como ejemplo el gran arco diafragma, a modo de arco triunfal, que separa el transepto de Santullano de las naves occidentales y que se trata del lugar destinado a los fieles y que queda así espaciado del lugar ocupado por el chorus. Así, la disposición arquitectónica del transepto continuo tiene la función de ubicar en un espacio concreto, tanto en el crucero como en la tribuna real, a la familia real y a los altos dignatarios de la corte para que pudieran seguir la ceremonia litúrgica.
File:Oviedo - Iglesia de Santullano 09.jpg
Paso desde el transepto continuo al arcus maior. (Autor: Zarateman)
Este arcus maior, podría tener claros precedentes clásicos que inspirarían la construcción ovetense, en concreto romanos como el arco de triunfo de Medinaceli en Soria. 

File:Arco de Medinaceli (cara norte).jpg
Arco de Triunfo de Medinaceli, Soria. (Autor: Rastrojo)
Sin embargo, aunque el precedente para la morfología que constituye San Julián de los Prados se encuentre en la arquitectura civil romana, ya se había utilizado de manera más reciente en la arquitectura visigoda y que hacia finales de los años 60 demostró el arqueólogo alemán H. Schlunk en relación con el arco diafragma de la iglesia de San Gião de Nazaré, en Leiria, Portugal. En este templo del siglo VII, como en Santullano, existe una disposición interpuesta destinada al chorus de clérigos, que a su vez sirve de elemento de separación entre el sanctuarium altaris y las naves que se destinan a los fieles.

Ficheiro:Sao Giao1.JPG
San Gião de Nazaré, Portugal, en restauración. (Autor: Manuel Anastácio)

En el sentido carolingio, la iglesia de Saint-Généroux,  a pesar de las continuas modificaciones a las que ha sido sometida, presentaría en origen una cabecera compuesta por tres ábsides semicirculares, precedidos de un tramo recto.  Aunque con diferencias entre el edificio carolingio y Santullano, finalmente se establecen determinadas similitudes, como el uso de dicho espacio transversal cubierto con armadura de madera y rematado en los extremos por estancias laterales desarrolladas, además de una misma intencionalidad en el uso de volúmenes, en la utilización del vano triple en algunas partes del edificio, y, sobre todo, la monumentalización del arco que da paso desde las naves destinadas a los fieles al espacio transversal. Dicho elemento tendría su correspondiente en el arco diafragma de Santullano.
Nave central iglesia de Saint-Géneroux (Autor: Père Igor)
Esta corriente germánica, que establecía ciertos nexos entre ambos templos, tendría su clara continuación más allá de la década de los años sesenta del siglo pasado. En concreto, C. Heitz, uno de los grandes especialistas en la arquitectura del periodo, mantendría, aunque con matices, tal postura. El autor continuará emparentando ambos edificios, además de hacer extensible tales semejanzas con otras iglesias asturianas, como por ejemplo las de Santa María de Bendones o Santa Cristina de Lena. Lo más significativo al respecto es que, además de los paralelos tradicionales alegados por autores anteriores, añade la razón de las necesidades litúrgicas comunes entre San Julián y la iglesia carolingia, que llevará a utilizar «soluciones arquitectónicas comparables entre ellas, a pesar de la gran distancia que las separa y también las diferencias de ejecución». Sin embargo, en la actualidad existe una tendencia generaliza a minimizar, e incluso negar tal dependencia.


ARIAS, L. (1993). Prerrománico asturiano. Gijón: Ediciones Trea, S.L., Madrid. Pág.50
MORÁIS MORÁN, J.A. (2009). “El valor clásico de la arquitectura asturiana (s. IX): la Iglesia de San Julián de los Prados. Entre la tradición «antiquizante» hispanovisigoda y la carolingia” en Anales de Historia del Arte,  Universidad de León, Págs. 233-246